Regresar

Adicciones: la Dualidad Patológica

Actualmente, un término muy usual en las ciencias de la salud mental es el de la «patología dual», que hace referencia a la coexistencia, en un mismo paciente, que padece de al menos un Trastorno Mental o del Comportamiento (TMC), y, al mismo tiempo, de un trastorno por consumo de una o más drogas.

La coexistencia de ambos desórdenes, son una realidad que cada día va incrementándose entre los usuarios de sustancias adictivas, y que son tratados en clínicas especializadas para las adicciones, lo que exige la atención debida y apropiada para ambos trastornos de forma simultánea y concurrente.

Aunque se acepta ampliamente el término de patología dual para referirnos a la coexistencia de la adicción a sustancias psicoactivas y otra y otras psicopatologías, el término en sentido estricto hace referencia sólo a la concomitancia de dos trastornos en una misma persona, cuando la realidad muestra de forma más precisa que pueden darse a la vez una adicción a más de una droga (poliusuarios), como también pueden presentarse más de una psicopatología (patologías diversas).

Entonces, cuando una persona sufre de forma simultánea o a lo largo de su vida (de forma alternante) una adicción y otro trastorno mental, se dice que tiene patología dual.

Existen adicciones a comportamientos como el juego patológico, a nuevas tecnologías, o algunas modalidades de alteraciones de la conducta alimentaria. Todas ellas se acompañan de patología dual y requieren en su valoración una conceptualización y abordaje en forma conjunta. En general cualquier alteración mental puede asociarse a conductas adictivas o uso problemático de sustancias.

Por ello en Casa Mispah, al ingresar un paciente con este diagnóstico, sugerimos un periodo (de 15 días) para su valoración clínica, que nos permita confirmar o descartar dicho diagnóstico, indagando de forma profunda y objetiva sobre los rasgos y la afectación que ambos trastornos podrían haber ocasionado en las condiciones naturales de la persona que llega a tratamiento; para que, a partir de ellos, podamos realizar un diagnóstico claro, preciso y determinante que nos delinee el rumbo a seguir del tratamiento farmacológico, psicoeducativo y de reinserción social que ocupa cada uno de nuestros pacientes.